Ares poético III
Llueve. Y este viernes de llanto celestial se merece un poema de tránsito y camino. De abandono y ruptura. Este poema me gusta, por lo que no sé si ya lo había publicado antes. Pero aquí les va, en esta lucha poética que cada viernes tendré con mis demonios. De ningún libro, sin premio alguno.
Costumbre
La mayoría sella todo con un beso. Nosotros, lo rompimos todo. Con un beso rompimos la belleza del beso en Cortázar, rompimos el fuego. Rompimos la inocencia de los bancos de los parques, el silencio de la lluvia al caer en las calles de la ciudad. Rompimos la brisa, el paisaje de las autopistas. Con ese jugueteo de lengua y labios rompimos el respeto a los pasajeros de los autobuses, a los niños de pierna y pecho. Rompimos el miedo a la intensidad, a la malicia de sabernos húmedos. Con un beso rompimos la madrugada y la multitud cercándonos, rompimos la violencia de la sangre. Y con un beso romperemos la costumbre de sabernos propios.
Costumbre
La mayoría sella todo con un beso. Nosotros, lo rompimos todo. Con un beso rompimos la belleza del beso en Cortázar, rompimos el fuego. Rompimos la inocencia de los bancos de los parques, el silencio de la lluvia al caer en las calles de la ciudad. Rompimos la brisa, el paisaje de las autopistas. Con ese jugueteo de lengua y labios rompimos el respeto a los pasajeros de los autobuses, a los niños de pierna y pecho. Rompimos el miedo a la intensidad, a la malicia de sabernos húmedos. Con un beso rompimos la madrugada y la multitud cercándonos, rompimos la violencia de la sangre. Y con un beso romperemos la costumbre de sabernos propios.
Comentarios
Había una copa rota. Y algún bolero con ganas de sangrar, pedía concientemente vino en esa copa.
Gracias Dani, me encantó tu poema.
Tanyiya