Perseguir los sueños
Siempre he dicho que luego de saber lo que una/uno quiere en la vida, lo siguiente es hacerlo. Comenzar la hilera de intentos y tropiezos, lo de la prueba y error para aprender. Y en esta semana, entre revistas y películas una se encuentra con frases que ilustran mejor lo que cada ser humano debería hacer con su vida.
Dice Saulo Hidalgo (sin que me acusen de religiosa fanática) que para ver el milagro con tus ojos físicos debes verlo con tu mente y corazón primero. O lo que los bestsellers de autoayuda calificarían como de visualizar y enfocarse. Eso basta para alcanzar el milagro: aquello que parece imposible o difícil de alcanzar. Y el ejercicio de ver con el corazón y la mente implica conocer lo que se tiene, saber lo que se necesita y desechar lo innecesario. Cualquier cosa que nos distraiga o aleje de nuestros sueños, debe ser eliminada, en tanto no contribuye a que el milagro traspase las fronteras mentales y emocionales y se ubique en el espacio material y tangible.
Los milagros comparten esa característica con los sueños; generalmente lo que es fácil de conseguir es cotidiano, simple, terrenal. Los sueños se elevan por encima de nosotros, de la tierra, de las rutinas y costumbres, se salen de la normalidad y las convenciones sociales.
Y aquí entonces viene una aseveración de José D'Laura en su blog, que provino luego de ver y analizar la película Revolutionary Road (Solo un sueño). "No es saludable renunciar a los sueños por irrealizables que parezcan porque ese vacío se queda entre nosotros." En Frank y April Wheeler había un vacío desesperanzado, según las palabras de su vecino desquiciado John Givings. Y aunque Frank luego pudo llenar ese vacío ( o asumir que no podía cambiar nada) April no pudo. Y es este vacío desesperanzado es lo que debemos evitar a toda costa.
Recuerdo que mi amiga Dania Guzmán me dijo "No dejes que nadie te cuente nada, vívelo todo por ti misma". Y vivir por uno mismo es hacer realidad los sueños, sin que nadie te cuente o te diga cómo y cuándo vivir. Es entonces la salud de los sueños la que nos falta a todos, es ese vacío desesperanzado el que se queda entre nosotros, porque como también dijo John Givings, muchos pueden ver el vacío, pero pocos ven la desesperanza.
Dice Saulo Hidalgo (sin que me acusen de religiosa fanática) que para ver el milagro con tus ojos físicos debes verlo con tu mente y corazón primero. O lo que los bestsellers de autoayuda calificarían como de visualizar y enfocarse. Eso basta para alcanzar el milagro: aquello que parece imposible o difícil de alcanzar. Y el ejercicio de ver con el corazón y la mente implica conocer lo que se tiene, saber lo que se necesita y desechar lo innecesario. Cualquier cosa que nos distraiga o aleje de nuestros sueños, debe ser eliminada, en tanto no contribuye a que el milagro traspase las fronteras mentales y emocionales y se ubique en el espacio material y tangible.
Los milagros comparten esa característica con los sueños; generalmente lo que es fácil de conseguir es cotidiano, simple, terrenal. Los sueños se elevan por encima de nosotros, de la tierra, de las rutinas y costumbres, se salen de la normalidad y las convenciones sociales.
Y aquí entonces viene una aseveración de José D'Laura en su blog, que provino luego de ver y analizar la película Revolutionary Road (Solo un sueño). "No es saludable renunciar a los sueños por irrealizables que parezcan porque ese vacío se queda entre nosotros." En Frank y April Wheeler había un vacío desesperanzado, según las palabras de su vecino desquiciado John Givings. Y aunque Frank luego pudo llenar ese vacío ( o asumir que no podía cambiar nada) April no pudo. Y es este vacío desesperanzado es lo que debemos evitar a toda costa.
Recuerdo que mi amiga Dania Guzmán me dijo "No dejes que nadie te cuente nada, vívelo todo por ti misma". Y vivir por uno mismo es hacer realidad los sueños, sin que nadie te cuente o te diga cómo y cuándo vivir. Es entonces la salud de los sueños la que nos falta a todos, es ese vacío desesperanzado el que se queda entre nosotros, porque como también dijo John Givings, muchos pueden ver el vacío, pero pocos ven la desesperanza.
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