Despertar 2


Al menos pudimos llegar a entender la fuga de nuestros dedos cada tarde de sábado. Y nos queda pendiente asumir tu cariño por lo ajeno y mi terror a la soledad de la treinta los lunes. Aun nos costará decena de sesiones más absolvernos del silencio que robamos al ángel. Nada podremos hacer para atarnos o alejarnos por siempre, porque dejamos un trozo de palabras adeudadas en la ropa interior.

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