Entre el carpintero y yo
Déjame contarte de la brisita festiva y los abrazos. Escucha mi voz susurrando tonadas alegres y danzarias, cuenta entre tus dedos la dulzura ardiente del jengibre. Levántate con la niebla madrugadora y fresca, avanza tu día con clavos, madera y martillos. Comparte al mediodía la ventura de respirar liberado de ataduras humanas. Aguarda por la noche y reparte tu sonrisa niña y franca. Vuelve pronto por favor, para que seamos siempre tres.
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