Entre periodistas y cifras rojas
Los mismos que libreta, grabadora, cámara y corazón en mano, celebraron su día un domingo cinco de este abril robado. Esos que son lo que son 24 horas y siete días a la semana, llueve, truene, ventee y con huelgas incluídas. Los que dicen la verdad y cuestionan lo establecido y a quienes lo establecen. Los que escriben día por día la historia que compartiremos en el futuro.
Los condenados a la mirada intimidante y temerosa de los políticos, a los desplantes de personajes y personalidades, a los elogios comprados y falsos, a la simpatía momentánea y conveniente. Los muchos que no se cansan nunca de buscar hasta que encuentran.
Los periodistas, los que hacen el mejor trabajo del mundo. A partir de mañana los trabajadores de la prensa y la noticia, inician el conteo rojo de vidas truncas, desviadas y salvadas. Las cifras rojas que adornan portadas de un domingo que solo es glorioso en los bancos de las iglesias.
Los condenados a la mirada intimidante y temerosa de los políticos, a los desplantes de personajes y personalidades, a los elogios comprados y falsos, a la simpatía momentánea y conveniente. Los muchos que no se cansan nunca de buscar hasta que encuentran.
Los periodistas, los que hacen el mejor trabajo del mundo. A partir de mañana los trabajadores de la prensa y la noticia, inician el conteo rojo de vidas truncas, desviadas y salvadas. Las cifras rojas que adornan portadas de un domingo que solo es glorioso en los bancos de las iglesias.
Comentarios
entre tantos discursos sobre objetividad y ética que me recuerdan a maría gargajo, yo honestamente no celebré nada...