Canciones de mesa

Hace varios años, cuando compré uno de mis primeros cds, lo elegí solo por un trio de canciones que me gustaban e intuí que podrían gustarme las demás. Bajo ese esquema compré La Ley Unplugged, una recopilación de lo mejor de la banda de rock chilena, durante un concierto en vivo de MTV, el gigante de la música.

Esa vez no pude preveer que la banda no duraría mucho, ni tampoco que el contenido de sus canciones cobraría tanto sentido en mi vida.

A pesar de que no se trata un calco fiel de los peldaños escasos de mi existencia, si pueden explicarme lo que viene ahora, en este año de cambios, medias verdades, colores, nacimientos y muertes.

Otras canciones, una las tararea y es con los años que va llegando su verdadera esencia en los avatares que la vida nos pone. Para eso están Jarabe de Palo, Nek, Silvio Rodríguez, Alejandro Sanz, y otros muchos que cantan y componen esas canciones de mesa, como diría mi filosofa neovegana Gissel de Díaz.

Puede que resulte hoy muy desiderata, pero no. Se trata solo de recordar las letras de hace unos años, esas letras que nos marcarán como generación, como individuos, como humanos y humanas que viven.

Ya yo he tenido mi día cero y aquellos dos días en la vida. Y es cierto, una nunca nace para ellos. Y lo peor es, como diría Pablo, que se repetirán esos 'días', esas noches, esos momentos no cinematográficos, en los que la cámara sigue rodando aunque tu mente diga corte y los actores se han retirado.

Pero al menos se debe morir con dignidad musical, agregando el silencio de un ángel, el corazón olvidadizo que tenemos y un adiós para el amante último y único.

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