Días que pasan
Hay días que pasan, como los gloriosos de Milanés. Otros pasan con menos alarde. Ciertos, se graban en la memoria con sal y agua, pocos con sangre, solo algunos salen a pasear con lluvia y sombrilla azul o con calle empedrada. Y no importa si han pasado cinco mil años o solo unos pares de 24 horas, cada día tiene su sabor y su magia. Cada día tendrá su espacio para celebrarse, con llanto o risas, ambas inclusive. Y cada recuerdo atado a su día y su hora, cada verso amanecido o trasnochado será motivo de una sonrisa con ojos sinceros incluidos.
Los días vienen y van, como la gente que los habita. Yo también vengo y voy. Y mis días van y vienen, como la gente que los vive conmigo. Ya no espero que nadie se quede o se vaya, lo importante es vivir.
Los días vienen y van, como la gente que los habita. Yo también vengo y voy. Y mis días van y vienen, como la gente que los vive conmigo. Ya no espero que nadie se quede o se vaya, lo importante es vivir.
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!Adelante!